
31 Ago Vivir o morir. Ese es el verdadero reto empresarial.
No es necesario repetirlo, el mundo cambió. Lo escuchamos a diario; lo vemos en nuestros números, lo sentimos en nuestras familias y empresas. Enfatizar en el nuevo plano de realidad podría estar de más, pero, entender la inminente necesidad de tomar acción, es definitivo.
Creíamos que estaba todo calculado, pero el planeta giró y nadie sabe cuánto. La ansiedad empezó a ganar terreno, nuestros sueños empezaron a derrumbarse y empezamos a ver el camino hacia su realización cada vez más lejos. En pocos meses entendimos que no entendíamos bien las relaciones con nuestro equipo o la dinámica de nuestros sistemas de producción. Teníamos todo calculado, sí; pero con premisas y mentes estáticas.
En pocos meses entendimos la necesidad de un proceso de renovación como una medida de supervivencia empresarial porque vimos que la desmotivación y la desesperación, por sí solas, tienen el poder de derribar imperios y de destruir las organizaciones más poderosas. Pero nosotros, como equipo, dijimos: no.
La vida me ha demostrado muchas veces que, cuando se unen personas visionarias, enfocadas y conscientes del valor de su equipo, pasan cosas maravillosas. Así que regresamos a ver a nuestro propósito y recordamos el porqué hacemos lo que hacemos. Encendimos nuestra llama interna y creamos “Nuevos Retos, Nuevas Oportunidades”: la experiencia digital que traspola lo generado en mis conferencias presenciales a una nueva plataforma, traduciendo el storytelling, la interacción y la inspiración a un formato de conexión remota, pero no menos intensa.
Telefónica, Nestlé, IBM, INCAE Business School, Coca-Cola, Universidad de las Américas, Banco Davivienda, son algunas de las empresas en Latinoamérica que ya han vivido esta experiencia y, junto a sus colaboradores, han encontrado opciones de soluciones efectivas a los desafíos que nos plantea la nueva realidad.
El mundo cambió, está claro, pero en nuestras manos está el poder de cambiar y crecer junto a él; de brindarle a nuestros equipos las herramientas necesarias para que nadie quede atrás; de entender que siempre podrán nacer oportunidades en medio de la dificultad y, si decidimos abrir los ojos lo suficiente, cambiar por completo nuestro futuro y el de nuestras organizaciones.
Cada vez que hablo frente a cientos de pantallas, no deja de impresionarme el impacto generado en los hogares de las instituciones, con sus increíbles interacciones y profundas reflexiones. Entendiendo que, como empresas no podemos permitirnos —con o sin pandemia—, descuidar la salud mental de nuestros colaboradores, de nuestro equipo, de nuestros hogares, de nuestra gente.
Día a día, nos jugamos la vida. Nos tienes a las órdenes.
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